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Cadejo del hogar, mi espacio soñado.

Soy la “abue”, así me dicen, pero mi nombre es Genoveva, y les presento este hermoso cadejo del hogar, mi espacio soñado a través del cual los invito al cuidado de nuestro entorno que es la manifestación de cariño al espacio que habitamos y a la familia que pertenecemos 

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Arnoldo, mi hijo habla del Zarzo como si las generaciones jóvenes estuvieran familiarizados con este espacio. Aquí sentada tejiendo los saberes  pienso y me pregunto… ¡así algunos crean  que ya tampoco pienso!

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“¿Qué es un zarzo?”

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Quizás…

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Para muchos simplemente es un lugar donde hay muchas cosas que sirven, pero no tienen orden… se encuentra todo, se guarda en el zarzo porque quizás en algún momento se necesitará…

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Hoy los lugares han cobrado otros sentidos y múltiples significados. Estamos en casa. En un aquí, en este lugar físico al que hemos denominado casa, nuestra casa con el pronombre de primera persona plural que ubica unos seres en un posesivo y en un espacio.

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Y es aquí donde inicia la tarea para nombrar, contar y narrar eso que queremos comprender, un lugar, envuelto en la topofilia como lo menciona Carlos Yory (2017), encontrar “la dimensión poética del habitar” y entender que ese aquí y ese ahora nos ubica con otras miradas para reconocer la casa, como ese encuentro, que se construye de una co-presencia, tanto de objetos materiales o como de seres, esos que ubican ese lugar con otro significado.

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Por eso, el zarzo que les presentamos toma como piezas para su construcción la relación que existe entre lo que somos y la forma cómo nos definimos, ese concepto de territorialización de ese espacio para darle sentido a ese lugar y a nosotros mismos.

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El zarzo se presenta entonces como una de las tantas posibilidades para que los maestros, niños y niñas puedan encontrar su vivir su educación en la concepción de topofilia, es decir, sentirse felices en el espacio que habitan y comparten hoy con otros. De ahí que queremos invitarlos a que esos actos que se construyen en esos espacios se logren disfrutar, que se logre dar una apropiación entre lo que realmente se tiene y el disfrute de lo simple para permitir así, espacializar la vida.

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Los personajes que han construido y que acompañarán esta propuesta son: Zarzín, CocoMate Disparate, Hebra de agua, Politriqui, el profesor Petirrojo y el abuelo Arnoldo los cuales nos cuentan quiénes son y dónde viven. Se los quiero presentar para invitarlos a que cada uno de ustedes narre esas historias y formas en las que los acompañarán en sus casas:

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Hoy habitamos la casa, cada rincón, cada cuarto, cada olor, no solo como un lugar más en este mundo, sino como un encuentro, ese que se tiene con una experiencia propia y con el otro, en conexiones con todo y con la vida misma que se ha puesto en juego en este pedacito de tierra. De esta forma, la topofilia que muestra Yory, desde la perspectiva de Yi-Gu Tuan se ve como “un juicio estético propio de la percepción sensible, una manera de topo-philia de sentirnos frente a uno u otro lugar” (p. 48). Por eso, se retoma que tanto como las personas como lugares son pre-existencias en felicidad.

¡Disfrutemos juntos de este zarzo, tejido de saberes y anímate a crear tus propias historias y juegos!

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